Se comenzó a edificar en el siglo XVI por Diego de Riaño, el maestro ejecutó el sector meridional del Ayuntamiento que hasta llegó a comunicar con el monasterio franciscano y dos plantas recubiertas de relieves platerescos con representaciones de personajes históricos y míticos, heráldicas y emblemas alusivos a los fundadores de la ciudad, como Hércules y Julio César.
Esta sede fue ampliado en el s. XIX por Demetrio de los Ríos y Balbino Marrón, quienes trazaron una nueva fachada principal, orientada a la Plaza Nueva, de corte neoclásico. El mejor ejemplo de esta corriente artística en la ciudad.
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La casa consistorial tiene una colección de cuadros del siglo XVII.